Hoy, en el marco del Día Internacional de la Mujer, me hago esta pregunta ¿A qué hemos venido las mujeres al mundo?...

Creo la respuesta, algunas décadas atrás, hubiera sido algo como: a dar vida, a educar en valores, a formar hogares, a acompañar, a servir, a ayudar a crecer a nuestra pareja y a nuestros hijos, a cuidar a nuestros padres adultos mayores, a colocar el detalle estético que hace la diferencia en un espacio... creo la respuesta habría ido hacia ese sentido. ¿Y ahora?, ¿Cuál es la respuesta hoy a esa misma pregunta? Mi respuesta es: a todo lo anterior, si así la mujer lo decide, y a MUCHO MÁS...

 

Creo que las mujeres hemos venido al mundo a aportar mucho más, según lo que cada mujer elige ser o elige hacer, y no sólo limitarse al desempeño de actividades relacionadas con lo familiar según lo dictan los estereotipos y roles de género.

 

No es casualidad que el 8 de marzo conmemoremos el Día de la mujer; este día obedece a la iniciativa de grupos de mujeres en muchos países que lucharon y luchan (y de hombres valientes que las apoyan) por obtener un rol más participativo, más justo y equitativo en actividades dentro y fuera del ámbito del hogar.

 

Es verdad que hemos avanzado, antes era impensable que una mujer tuviera la oportunidad de elegir estudios, elegir con quién contraer matrimonio o preferir no hacerlo; decidir tener hijos o no tenerlos, trabajar fuera de casa o quedarse en casa, tener su propio dinero y decidir cómo gastarlo; también, hasta no hace mucho, era impensable que una mujer fuera alcaldesa, gobernadora o presidenta de una nación, y tantos “impensables” que ahora son una realidad.

 

¿A quién beneficia este movimiento?... a TODOS, ya que si esta sociedad es construida por hombres y mujeres que eligen quién quieren ser y qué quieren hacer con sus vidas, obedeciendo libremente a su propia voz interior que los guía hacia el desempeño de sus talentos, habilidades, gustos, pasiones y preferencias, todos los que conformamos esta sociedad resultamos favorecidos.

 

No es lo mismo convivir con una mamá alegre que con una mamá frustrada, con una novia o esposa feliz, que con una desdichada; con una amiga, compañera de trabajo, hija, sobrina o abuela autorrealizada que con una que se siente amargada.

 

Las mujeres hemos venido a aportar luz a la humanidad y a cada una nos corresponde asumir la responsabilidad de nuestro autocuidado.

 

Este día es un recordatorio de sabernos importantes. Es un momento de autorreflexión para cuestionarnos ¿quién soy, ¿qué me gusta, qué me apasiona, qué quiero hacer, cómo quiero vivir mi vida, qué me hace feliz? Y de tomar acción hacia ello porque -está bien hacer lo que me hace bien-.

 

¿A qué hemos venido las mujeres al mundo? Hemos venido a lo mismo que los hombres: a ser felices.