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“Luego lo hago” –PROCRASTINAR–

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Maribel Leyva
25 de Agosto del 2022

En consulta psicológica, suelo hacer un ejercicio llamado “Luz y Sombra”; consiste en dividir una hoja en dos columnas y escribir en una de ellas, en la columna de “La luz”, todas aquellas virtudes, fortalezas y características de nuestra persona que nos agradan y de las cuales nos sentimos orgullosos; y por otra parte, en la columna de “La sombra”, todo aquello que nos desagrada de nosotros mismos como los defectos, limitaciones, complejos y todo rasgo de nuestra personalidad o conducta que preferiríamos no tener. Frecuentemente en esta columna de la sombra, mis pacientes coinciden en una conducta indeseable –la procrastinación-. ¿Qué significa procrastinar?, en pocas palabras es <<dejar algo para después>>, es decir, significa postergar, aplazar una actividad sustituyéndola por otra que nos resulta más gratificante. Por ejemplo, no ordeno mi dormitorio o no avanzo en un proyecto de mi trabajo, y en lugar de eso, ocupo ese tiempo en navegar por redes sociales.

 

¿Por qué procrastinamos?

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Dejar algo para después, no representa necesariamente que seamos personas flojas o perezosas; que por cierto, así lo expresan mis pacientes (sobre todo los adolescentes) “soy flojo, dejo todo para después”. Que por cierto, pocos conocen la palabra procrastinar, digamos que es de uso relativamente nuevo, aunque en realidad es una palabra “viejita” (del latín procrastinare: pro, adelante, y crastinus, mañana) <<dejar para otro día las actividades que debo hacer en el presente>>.

 

Razones de por qué aplazamos nuestras obligaciones:

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1. Precisamente por que son “obligaciones”, es decir, no es algo que por voluntad propia elijo hacer; no siento genuina motivación por ello. Frecuentemente es una actividad asignada por otra persona: un maestro, un jefe, los padres, la pareja, un trámite escolar o burocrático, etc… y no obedece a una preferencia, a algo que disfrute realizar; en muchas ocasiones, es bajo presión y ¿A quién le gusta sentirse presionado?.

 

2. Por perfeccionismo. Tal vez soy una persona que me exijo mucho, me gusta hacer las cosas MUY bien, y cuando desconozco por dónde empezar o dudo de poder hacerlo tan bien como yo quisiera, según mi alto nivel de exigencia, lo aplazo..

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Como podemos ver hasta aquí, es algo que a todos, en una medida u otra, nos sucede o nos ha sucedido. Dejamos para el último las cosas; la entrega de un trabajo, el estudio para un examen, el ordenar nuestro armario o área de trabajo; el iniciar un proyecto, el llenar un formulario, el hacer ejercicio o empezar una dieta, y una lista infinita de actividades que dejamos para “luego”.

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Cómo vencer la Procrastinación

 

Con AUTODISCIPLINA. Entender que en esta vida no todo lo que voy a hacer tiene que gustarme. Hay actividades que no me resultan placenteras pero que son necesarias realizar para vivir armoniosamente en sociedad o para progresar. Las personas más exitosas, esas que admiramos porque al parecer van logrando todo lo que se proponen, no son personas que van “dando brincos de alegría” en cada cosa que hacen, pero saben que “eso por hacer” es necesario para avanzar en un objetivo; le encuentran los beneficios, les queda claro las ganancias que obtendrán, y precisamente esa consciencia, les sirve de motivación.

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Como ejercicio, echa un vistazo mentalmente a todas aquellas actividades que has realizado en el pasado sin haber tenido ganas de hacerlas, pero aun así las cumpliste porque era necesario hacerlo, ¡Te sorprenderás al darte cuenta que han sido muchísimas! Y reconoce que si ya lo has hecho anteriormente porque era bueno y además, te relajaste al tener un pendiente menos, puedes continuar haciéndolo para reducir tu nivel de estrés.

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UN PASO A LA VEZ. Si pensamos en todo lo que tenemos que hacer, viéndolo como un conjunto, puede resultar abrumador y terminamos no haciendo nada. En lugar de esto, podemos dividir en pequeños pasos esa actividad y destinar un día determinado para empezar. En lugar de decir “tengo que empezar la dieta”, es más efectivo pensar “hoy cenaré una pechuga con ensalada”. En lugar de pensar “tengo que ordenar todos los papeles”, cambiarlo por “esta tarde empezaré por separar los del lado derecho de mi escritorio”. Esta programación mental de un pequeño paso por hoy, realizado todos los días por el tiempo necesario, hará que se cumplan más eficientemente los propósitos u obligaciones y además, inyectará una buena dosis de autoestima. “El interés tiene pies” dice un viejo refrán.

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